viernes, noviembre 11, 2005

¿Me arrepiento?

Siempre he dicho que no hay cosa peor, que el arrepentimiento de las cosas que no hicimos/dijimos/etc. Que prefiero mil veces el “arrepentimiento” de una metidota de pata, que la sensación de “hubiera [tal cosa]”. Algún día, espero, exista una coherencia entre las cosas que digo y las que hago.


No dedicare este post a amores pasados, cosas que pudieron ser y no lo fueron, o peor aún “nunca sabré”. Hoy hablare de: ELLA.


En la vida de toda persona siempre existe ese ser que de una u otra forma influyó en su camino, ya sea por sus palabras o acciones. Persona, de la que aprendimos valiosas lecciones que no las encontraremos en ningún libro o universidad, lecciones que nos impulsaron a salir del carril de “borrego”, personas que nos iniciaron a recorrer una senda diferente a la de la homogeneidad.

ELLA, llegó al colegio –de monjas- como un vendaval, a causar estragos en un mundo esquematizado lleno de “el que dirán” mezclado con hipocresía y aliñado con represión; y como es lógico, todas la odiaron. Llegó y todo tembló; pero ELLA jamás abandono esa sonrisa cínica tan suya, su sonora –escandalosa- carcajada y su forma de ver la vida, irresponsable, políticamente incorrecta, mala influencia para una niña buena como yo o cualquier otra. ELLA que había visto “el mundo” y conocido cosas que nosotras no podríamos siquiera mencionar sin sonrojarnos hasta las orejas… y yop, que lo único que conocía hasta ese momento eran las blancas paredes de mi burbuja de cristal, burbuja a la que llamaba vida, sin saber que había algo más, que existía todo un mundo “allá afuera”.


Cuando pasé –obligatoriamente- un tiempo con Ella me di cuenta que era exactamente todo lo que decían y un poco más; pero había algo en Ella que me llamaba mucho la atención y despertó en mí una curiosidad que nunca antes había sentido, curiosidad… y no el rechazo que todas parecían sentir. Con el pasar de los días, por alguna razón me simpatizó, cuando antes la consideraba una molesta piedra en el zapato, mala y odiable porque eso era lo que todos decían que “debía”. Y por una razón todavía más inexplicable le caí en gracia, tal vez por mi inocencia, tal vez por mi ingenuidad o simplemente porque fui la única de mi grupo que la vio con curiosidad y no con rechazo. Y aprendí muchísimas cosas en su compañía, algunos podrán decir que a su lado deje de ser una niña buena, pero supongo que ellos nunca sabrán la verdad, porque jamás aprendieron a mirar con sus propios ojos, a experimentar con sus propios cuerpos, a pintar el mundo de colores y quitarle esa dicotomía de bueno o malo.


Nos alejamos cuando entré en la universidad, la amistad duró poco, “son esas cosas que suceden sin que te des cuenta”, tal vez a causa de mi emoción ante ese cambio que tanto quería, las llamadas se hicieron más distantes y luego inexistentes. Estaba tan deseosa de borrar todo y acabar con ese “pasado” quería empezar de cero, encontrar mi propio camino, que Ella fue una de las tantas personas que se quedaron en el cajón de recuerdos, que dejé abandonado en el rincón. Y para decir la verdad, no me pesa, no me arrepiento de eso. En el fondo siempre quise encontrármela en otra época, cuando ambas fuéramos adultas y mi imaginación volaba: ¿y si la veo que le diré? ¿Cómo estará? ¿Qué será de su vida? ¿Que será de la mía?


Hace un par de días la vi en un estacionamiento, iba con una de mis mejores amigas en dirección a mi coche; casí enfrente del mío, estaba un coche con la capota abierta y unas personas con cara de que no funcionaba, estaba una chica de espalda y le dije a mi amiga: ah!!! Mirá así es como me quiero cortar el pelo. Introduzco la llave a mi coche, la “Modelo” se da la vuelta y era ELLA, la vi y me vio, pasaron unos breves segundos de esos que te parecen eternos, ¿será?, volví a ver hacia su entorno sin saber exactamente que buscar mientras Ella siguió mi mirada con la suya, con expresión de aps no es con migo la cosa, la volví a observar, me introduje en mi coche y emprendí mi marcha mientras ella todavía me observaba.

No sé porque hice eso, así como tampoco pude explicarle a mi amiga qué ondas con esa tipa que se me quedo viendo raro, sólo sé que todo el transcurso del camino hacia la casa de mi amiga tuve esa maldita sensación de “debí haber…”, pero ya era muy tarde, en el camino a mi casa, al pasar por ese estacionamiento senti un irrefrenable impulso de cruzar hacia la derecha y dirigirme hacia él y me encantaría decir –escribir- que fue lo que hice, pero no.


La fantasía se rompió, ese ser que en mis recuerdos era tan genial, de otra dimensión, imposible que existiera en este planeta; ahora diferente, con otro cuerpo, sin esa mirada de poderlo todo. Me sentí un poco decepcionada. Supongo que será porque en el fondo prefiero que permanezca como en mis recuerdos y no darme cuenta ahora que no es tan genial como pensaba. O simplemente -y muy probablemente- todavía no me siento tan genial como me gustaría ser…Ni idea.


Bah, y se supone que odio las fantasías (un post que estaba escribiendo)…

Si este blog tuviera radio (la tecnología me supera), sonaría de fondo Crawl de Marion Raven, aunque más por la música que por la letra, la sensación al escuchar esa canción es parecida a la que tenía cuando escribí este post (hace ya muchas lunas xD)