En el colegio siempre fui la más pequeñita de mis compañeras –edad, etc.- la que más se acercaba a mi edad me llevaba casi dos años. Hay etapas en las que esas diferencias de edades crea un abismo entre las personas, yo siempre estuve dos –o muchas- etapas mas atrasada, creo que eso potenció el “sentirme diferente” y mi enorme curiosidad por tratar de entender lo que era diferente a mi.
Siempre me ha gustado escuchar a las personas con sus rollos, es mi forma de entenderlas, aprender de ellas, satisfacer mi todavía infinita curiosidad.
Historias...últimamente he descubierto en mí una verdadera apatía a determinados relatos sentimentales: Cuando siempre se centran en x persona.
Cada quién tiene su estilo: hay unos que optan por el drama [muchas veces con lagrimas incluidas], hay otros que aliñan sus relatos con una buena dosis de humor negro para mantener entretenida a la audiencia, otros que te cuentan de su ultimo descalabro amoroso como quien lee las noticias y otros resumen todo en un par de palabras (fulanito y yo terminamos). Me gusta cuando los relatos son variados –en el sujeto-, hay personas que cada vez que me las encuentro tienen un nuevo drama sentimental, es curioso el poder “observar” patrones de conducta y alguna fijación en determinado tipo de personas.
Mi apatía viene cuando me encuentro con el tipo de personas que siempre hablan de la misma persona, una y otra y otra vez…Mi cerebro tiende en ponerse en piloto automático, mi boca se llena de “ajas, ya veo” y el nunca bien ponderado “eso ya me lo contaste”, incluso tiendo a terminar sus relatos en onda “hasta de memoria me lo sé”. Pero no, las indirectas/directas/mandadasadecir nunca funcionan con estos individuos, te hablan del(la) fulan@ por 10a vez para darte un nuevo dato, que es precisamente cuando ese dato ya no me interesa, cuando hasta termino odiando al(la) sujet@ del relato por el simple hecho de existir xD.
Me considero una persona bastante paciente, diplomática, conciente del hecho de que las personas se desahogan de esta manera, el relatar a medio millón de historias sobre una persona determinada les ayuda a “superarlas”, o simplemente están obsesionados con… Pero en más de una ocasión me he visto en la obligación –todo sea por mi salud mental- de decirles: “si es para contarme sobre fulan@ mejor ni me llames, me aburrí”.